Fruto de un tratado suscrito en 1973, la represa de Yacyretá, ubicada sobre el río Paraná, tardó 38 años en completarse, 12 de los cuales estuvo parada por el Gobierno del ex presidente argentino Carlos Menem (1989-1999), y costó al menos 12.500 millones de dólares.
Paraguay cuestiona el importe de su deuda, que a fines de 2011 se situaba en 15.652 millones de dólares, de los cuales 14.459 millones son con el Tesoro argentino: 5.773 millones de principal y el resto de intereses y actualizaciones.
La hidroeléctrica, en la que Paraguay puso un 80 por ciento del territorio y Argentina los fondos, cubre alrededor de un 20 por ciento de las necesidades energéticas argentinas. Paraguay cede a Argentina su excedente energético a cambio de compensaciones económicas que, en 2012, alcanzaron los 120 millones de dólares.
Cartes dijo que está a la espera de un informe para conocer la dimensión de la deuda y abogó, como Schmalko, por llevar adelante las obras previstas de ampliación de Yacyretá (cinco nuevas turbinas sobre un brazo lateral de la represa) para hacerla sustentable financieramente. Tras compartir con los periodistas el dolor que le causa el destrozo ocasionado por la construcción de Yacyretá en el lado paraguayo, dijo que no quiere condenar a futuras generaciones manteniendo la mala gestión de la hidroeléctrica.
El mandatario aludió a la breve reunión que tuvo ayer
con la presidenta argentina, Cristina Fernández, poco después de su investidura,
y en la que constató una gran atmósfera de recomponer todas las relaciones.
Las siempre difíciles relaciones paraguayo-argentinas se complicaron aún más con la suspensión de Paraguay del Mercosur decidida por Argentina, Brasil y Uruguay en junio de 2012, tras la destitución parlamentaria del presidente paraguayo Fernando Lugo. La suspensión cesó el jueves con la toma de posesión de Cartes, quien ha dejado claro que quiere recomponer las relaciones bilaterales con los socios antes que con el Mercosur como bloque, ampliado en ausencia paraguaya con Venezuela.