Sana tus heridas: Los rencores del pasado no te permitirán vivir el presente, que es lo que nos permitirá estar bien
Quizá justifiques tu personalidad en cómo te trataron tus padres en el pasado, pero debes saber que eso no forma quien eres hoy porque en el presente el responsable de tu vida eres tú. Eres responsable de lo que creas para ti, de la familia que construyes, de la educación que decides dar a tus hijos, del amor que te tienes.
Todos sabemos que lo que nos sucede en la infancia, en la adolescencia o incluso siendo jóvenes, nos marcará para toda la vida. Pero esto no nos quita la responsabilidad que tenemos tanto sobre nuestras emociones como con nuestras acciones. El presente es lo que nos permitirá estar bien o
desintoxicarnos de todo aquello que nos hace
sentir mal.
Los rencores del pasado no te permitirán vivir el presente. Tú eres tu hogar y para que tus hijos estén bien debes estarlo tú también. Tus hijos merecen crecer con unos recuerdos bonitos de su infancia y tú tienes el poder de hacerlo. No conviertas tu cariño en un bloque de hielo. No podrás ser feliz mientras no sanes tus heridas.
En mayor o menor medida, todos tenemos toxicidad en la infancia. La familia es una red compleja de relaciones y sentimientos. Quizá desde fuera se te vea bien pero en tu interior hay un caos emocional que no te permite disfrutar de la vida que tienes. En
la infancia,
la familia representa nuestra realidad y no es extraño que se tienda a repetir patrones, aunque no sean los correctos para la vida que queremos construir.
Tus
padres son personas, igual que tú y que cualquier otra en el mundo y cometen errores.
El dolor que se provoca a los hijos, ese dolor no desaparece y le marca la personalidad… pero una vez que una persona se convierte en adulta, está en su mano poder cambiar esos patrones para vivir la vida que se merece.
Debes ser consciente de que eres una persona que merece todo el amor del mundo tanto de ti mismo como de los demás. Una vez que entiendas esto, podrás comenzar a sanar las heridas de las figuras paternas, coger de la mano a ese niño interior que está llorando. (Foto: Etapainfantil.com)