Lunes 23 de Diciembre del 2019
Los niños y las niñas deben aprender buenos valores desde pequeños para ser adultos de bien
Cada día es más común despertar por la mañana con la noticia de asaltos, muertes violentas o agresiones hacia mujeres. Y es que mientras las niñas están siendo educadas para defenderse del machismo, los niños siguen creciendo bajo el estereotipo de ser un macho dominante.
La compasión va de la mano con el perdón y la gratitud. Eso les permite aceptar sus errores y verlos como una oportunidad para ser mejores. Tener un corazón compasivo los motivará a atender las necesidades de los demás, lo que les permite construir en vez de destruir. (Foto: Mujer de Hogar).
Fuente: Mujer de Hogar.
Como sociedad, tenemos un grave problema en lo que respecta al respeto y la empatía por otros, especialmente hacia la mujer. Si bien no existe una solución fácil o inmediata, es necesario comenzar a trabajar desde la raíz: la educación de los más pequeños.
La falta de valores es un problema que generalmente comienza en la infancia. Es algo aprendido en casa o en el entorno familiar o escolar que a menudo puede ser minimizado o pasado por alto. Cada vez hay más confusión en torno a lo que debe y lo que no debe ser y cada día, las personas asumen más que todo se trata de una guerra de sexos.
Para que los niños y niñas tengan respeto los unos a los otros, trabajen en equipo y sean adultos de bien, debemos enseñarles a tener un corazón compasivo. Enseñarles a tener un corazón compasivo les ayuda a entender que las buenas relaciones no se cultivan con poder sino con estima y que el buen trato entre niños y niñas son pieza clave para que exista un balance.
Permitir que los niños lloren, sientan y se expresen sin reprimirlos o decirles que está mal es clave para que entiendan sus emociones y no las transformen en acciones negativas. Hay que enseñarles que su sentir es válido, que sus emociones son importantes y que está bien sentirse enojados o con miedo pero que deben transformarlo en algo positivo. Esto les da el valor de la compasión y la bondad, y que ser bueno no es cuestión de género sino de valores.
Recuerda que tú debes ser la primera persona que actúe con empatía, tolerancia y respeto hacia los demás. Debes hacerles ver que está bien sentir tristeza o enojo pero que siempre hay una forma de canalizarlos en algo positivo y así hacer que desaparezcan. Los niños aprenderán observando cómo tratan a los demás.