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Jueves 1 de Enero del 2015
Dilma Rousseff inició su segundo mandato en Brasil acosada por la economía y la corrupción
La izquierdista Dilma Rousseff inició su segundo mandato en Brasil acosada por un escándalo de corrupción en la estatal Petrobras y forzada a tomar medidas de ajuste frente al deterioro de la séptima economía del mundo. La ex guerrillera de 67 años juró para su segundo y último mandato consecutivo de cuatro años.
Dilma Rousseff inició su segundo mandato en Brasil acosada por la economía y la corrupción
Foto: Agence France-Presse.
Fuente: Agence France-Presse.
"Hoy estoy mucho más fuerte, más serena y más madura para la tarea que me delegaron", dijo la mandataria del Partido de los Trabajadores (PT, en el poder hace 12 años) en su discurso de victoria. Una coalición de nueve partidos le garantizará mayoría en el Congreso.

Sin embargo, la primera mujer en gobernar este país de más de 200 millones de habitantes, segundo productor mundial de alimentos y con enormes reservas petroleras, asume el nuevo reto con buena parte del país en contra, una popularidad recortada (del 79% de 2011 al 52% en 2014) y un panorama desalentador para la economía.

Pero quizá el mayor desafío con el que deberá lidiar al comienzo de su nuevo gobierno sea el escándalo por coimas en Petrobras.

La empresa e inversionista más grande de Brasil está en el centro de una trama de corrupción que involucra a un cartel de las principales empresas constructoras del país, que pagaban millonarios sobornos a cambio de contratos.

Treinta y nueve personas están siendo procesadas por la justicia, y conforme avanzan las investigaciones se cierra el cerco sobre decenas de políticos aliados del gobierno. La policía estima que la red de corrupción movió unos 4.000 millones de dólares en la última década.

"Voy a investigar duela a quien duela, no va a quedar piedra por levantar", prometió Rousseff. Sin embargo, decidió mantener al frente de Petrobras a Graça Foster, muy cercana a ella, pese a los pedidos de la prensa y la oposición a favor de un cambio en la dirección de la estatal.

"Ella va a tener que lidiar con todo (...) el escándalo de corrupción en Petrobras. Y eso forma parte de otro problema que es el de intentar restaurar la confianza en Brasil, tanto de los empresarios nacionales como internacionales", dijo a la agencia AFP David Fleischer, politólogo de la Universidad Nacional de Brasilia (UNB).

El otro desafío

Durante su primer gobierno, marcado por masivas manifestaciones en 2013 contra la corrupción de la clase política y el elevado gasto público en el Mundial de fútbol, la economía experimentó un franco deterioro al pasar de un crecimiento de 7,5% del PIB en 2010 a una previsión cercana a cero en 2014, en un contexto de desaceleración mundial.

En 2011 la actividad creció 2,7%, en 2012 un 1% y en 2013 un 2,5%. Y para el 2015 los mercados esperan un leve despegue del 0,5%, mientras la inflación cerró en noviembre 6,56%.

"Vamos a organizar la casa para tener un 2015 de reinicio del crecimiento", aseguró Rousseff tras su reelección.

Si bien el desempleo todavía está en sus mínimos históricos (4,8% en noviembre), y los programas sociales contra la pobreza y la desigualdad siguen dándole réditos políticos en un amplio sector de la población, Rousseff está obligada a dar un golpe de timón.


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