Las rosquillas de anís caseras son ese dulce que hemos disfrutado hasta no poder más. Hechas por las abuelas de medio país y con esa textura que necesitamos en estos momentos. Fritas y rebozadas posteriormente con azúcar, es un postre con muchas calorías, pero más saludable que los que venden procesados. Podemos cocinarlo para recordar viejos tiempos y disfrutarlo en familia.

Estas rosquillas de limón son una evolución del clásico. Se le añade el limón rallado para aromatizarlas en lugar del anís, no quedan mal, al contrario, recuerdan la tradición más auténtica. Una fusión entre el bizcocho de limón que comíamos en casa de la abuela y el dulce frito que nos daban en ocasiones especiales para desayunar, una auténtica delicia.
Unas rosquillas al horno son una opción más saludable. Si no queremos cocinar nada de fritos, el horno nos puede dar más de una alegría. Para prepararlas es importante que dispongamos de un buen molde, de esta manera nos quedarán las rosquillas perfectas, esas que merece la pena sacarles una foto y nos sacarán una lagrima recordando su sabor auténtico.

Las rosquillas de flan son una alternativa a la tradición, un clásico de los años 80-90. En esos días en los que llegaron los sobres de flan a la mayoría de las casas, nos trasladará directamente a esa época de la historia en la que esos polvos daban lugar a un sabor peculiar. Estas rosquillas son todo un homenaje a una generación en la que se fusionaba lo clásico con lo moderno.