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Sábado 20 de Enero del 2018.
Nuestro director Diego Ignacio Lozano revela por qué adora vivir y trabajar en la ciudad de Pedro Juan Caballero
Porteño de tercera generación, descendiente de criollos e inmigrantes europeos, hijo adoptivo de Pedro Juan Caballero, Diego Ignacio Lozano es actualmente el director copropietario de elnordestino.com, una microempresa familiar de información que lleva adelante junto a su esposa Fátima y su hijo Ástor.
Nuestro director Diego Ignacio Lozano revela por qué adora vivir y trabajar en la ciudad de Pedro Juan Caballero
Diego Ignacio Lozano es actualmente el director copropietario de elnordestino.com, una microempresa familiar de información que lleva adelante junto a su esposa Fátima y su hijo Ástor. (Foto: Nancy Calderón).
Fuente: elnordestino.com (entrevista completa en la edición impresa 49 - Febrero de 2018).
Residiendo en la capital de Amambay desde que, en Septiembre de 2005 y con treinta y seis años, decidió cambiar el exigente ritmo de vida de la mega ciudad por un estilo de vida más reposado,   lógicamente no exento de los problemas normales de la vida contemporánea.

En una entrevista esclarecedora para muchos y en algunos aspectos ya conocida para otros, el creador del primer periódico informativo digital cubriendo el nordeste de Paraguay expone los motivos por qué se siente cómodo y apasionado por una ciudad que lo recibió con las puertas abiertas.

Más de una vez te habrán preguntado por qué un argentino vino a vivir a Paraguay


“Y sigue ocurriendo, con frecuencia. Ciertamente en las ciudades grandes hay muchas cosas que en ciudades más chicas como en la que vivimos no hay. También los que venimos de las capitales tenemos muy en cuenta la vida estresada que llevamos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que es de donde provengo. Y queremos salir, buscar algo mejor. Para nosotros y nuestras familias. Vivir más de treinta años en la capital de Argentina me enseñó muchas cosas, y es una gran ventaja para mi formación profesional y humana. A su vez, sentimos el desgaste de vivir a las corridas, más en los tiempos actuales. Es por eso que muchos de los capitalinos de nuestra generación nos propusimos un cambio. Tengo ex compañeros y amigos que están esparcidos por toda Argentina y el exterior. En mi caso, resultó Paraguay, previa escala en Puerto Iguazú por tres años. Por una enfermedad que tengo de nacimiento busqué irme a vivir en un lugar de serranías. Pudo haber sido Tandil, las sierras de Córdoba, pero finalmente me decidí venir al Amambay. Felizmente pude recuperarme del asma gracias al excelente clima y aire puro de esta región. Puedo decir que Amambay me salvó la vida, porque si no cambiaba, mi corazón no iba a aguantar mucho con las serias dificultades respiratorias que tenía”.

Doce años son muchos años en la vida de una persona. ¿Te sentís un pedrojuanino más o te sentís más porteño?

“Doce años en mi tiempo no sólo son muchos años sino que también la etapa de la vida cuando una persona madura y comienza a hacer las cosas mejor. Eso te lo da la experiencia, y también un poco el conocimiento. Aprendí muchas cosas del estilo de vida de la gente del interior, más en Pedro Juan Caballero que en Puerto Iguazú. A lo mejor por mi trabajo, que es relacionarme todo el tiempo con gente. Se supone que lejos de las ciudades grandes hay más bondad, y es cierto. Todavía no llegó ese extremo de pudor e individualismo donde cada quien vive para sí. Si bien hay problemas y cuestiones a resolver, todos están bien predispuestos a trabajar, hay armonía. En ese sentido me siento un pedrojuanino más, porque ya no estoy de paseo, y vivo en el mismo sentido que todo ciudadano de bien, tratando de hacer bien lo que hago para contribuir a que las cosas mejoren. En el sentido de mi corazón, siempre seré porteño. Soy descendiente de porteños por tercera generación y provengo de uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad, que es el barrio de Belgrano, que llegó se ser ciudad y capital de la Argentina alguna vez en su historia. Fui bautizado en la parroquia de Santiago Apóstol como mis dos hermanos, y si bien eso no significa nada para quien no es de mi ciudad, para los de mi barrio es una gloria y orgullo. Como pasa en cada lugar, lo que sería una parroquia del Perpetuo Socorro aquí. Cada persona debe ser orgullosa de sus orígenes y tenerlos siempre en cuenta. También como dije antes le debo mucha sabiduría y vivencias a Buenos Aires. En este sentido me siento porteño. Se puede decir que a esta altura ya soy como la pizza: mitad y mitad. Mitad porteño y mitad pedrojuanino”.

Pedro Juan Caballero siempre fue de algún modo una ciudad cosmopolita por la gran cantidad de inmigrantes, en especial en el sector comercial ¿Cómo te recibió nuestra ciudad?

“Si no tenés tu familia acá o no sos descendiente directo de pedrojuaninos, sos primo. No sé si le sucede al resto de los paraguayos y brasileros, pero al resto nos pasa. La frontera con Argentina está a más de 500 kilómetros, y eso es bastante distancia. No somos muchos en esta ciudad, y estamos dispersos. Pasó un buen tiempo antes de contactar a los primeros argentinos, y es por eso tal vez que pasé ese proceso de adaptación de los primos. Vivir en el microcentro, pagar caro por el alquiler de una pieza, vivir encimado y entre primos. Hasta que uno se va adaptando al sistema y al estilo de vida, para terminar, con suerte, relacionándose e integrándose a la comunidad. En mi caso la ciudad me recibió muy bien, y tal es así que pude formar familia, con toda la felicidad que eso implica. Mi familia está compuesta por mi hijo y mi esposa, que son paraguayos, y de alguna manera es mi realización como persona. Todo esto más allá del trabajo, que es necesario para vivir. Y en el ámbito que me tocó trabajar, de nada puedo quejarme. Comencé de abajo, vendiendo propagandas, pidiendo auspicios y repartiendo periódicos. De hecho lo sigo haciendo con cuarenta y ocho años, con la gran satisfacción de sentir que las personas se alegran al verme. Ahora tenemos nuestro propio emprendimiento, pequeño, pero nuestro, y es una empresa familiar constituida. Visito las radios de la ciudad y me invitan a hablar. Almuerzo todos los días en casa. Parecen cosas pequeñas, pero para mí son grandiosas. Y todo eso se lo debo a Pedro Juan”.

Suponemos que te gusta Pedro Juan Caballero si te quedaste tanto tiempo

“Realmente adoro la ciudad y su gente. Lo trato de expresar en cada cosa que hago, tanto en nuestro medio informativo como en fijarme dónde voy a arrojar un papel o dónde y cómo voy a estacionar. Pedro Juan Caballero merece ser respetada y que la ayuden. No podemos pedirles todo a las autoridades. Debemos ser primeros a la hora de dar algo bueno. Esto debería ser en todos los estratos sociales. La suma de las contribuciones individuales hace que las cosas lleguen a grande. Me enseñaron, y lo aprendí de muy chico. Sólo falta ponernos de acuerdo y dejar de lado las mezquindades, que muchas veces tienen que ver con las falsas apariencias, querer ser lo que no se es”.

“Los barrios de Pedro Juan Caballero vienen manteniendo cada uno su identidad a pesar del progreso, y eso es importante. Tal vez esto pasa desapercibido para otros, pero para mí no. Es importante, porque el barrio donde crecemos es parte de nosotros y una parte de nosotros está en nuestro barrio siempre. Desde que vine a la ciudad cada barrio está más lindo, y algunos se agrandaron hacia la periferia, que se viene convirtiendo en el suburbio. Y la suma de esos barrios es la ciudad, que viene siendo cada vez más variada y humana con la adopción de nuevos ciudadanos. No lo digo sólo desde la infraestructura de Pedro Juan, que viene siendo importante y moderna, sino que hablo más bien de la gente. En esto es importante también la radicación de profesionales, docentes y estudiantes universitarios venidos de otras ciudades de Paraguay y de Brasil. Como dicen los paraguayos: cada vez da más gusto vivir en Pedro Juan Caballero”.

(Entrevista completa en la edición impresa 49 - Febrero de 2018).

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