Los casilleros ocuparon sus nuevos locales, construidos por la comuna local, gracias al apoyo financiero de la Unión Europea, qué proveyó de fondos para la construcción de los nuevos locales en ambos lados de la frontera entre esta capital departamental y la fronteriza Ponta Pora – Brasil. Sin embargo, desde aquel momento, el comercio fronterizo está experimentando un bajón en las ventas ante la disminución drástica de los llamados “sacoleiros” provenientes del Brasil.

Según declaraciones de varios comerciantes, las ventas cayeron en un 65%. “Es preocupante, ya que tenemos que pagar los impuestos, tenemos hijos en la escuela y la poca venta nos preocupa mucho”, indicó un casillero que lleva varios años trabajando en la línea internacional de esta ciudad.
Esperan tiempos mejores

Los casilleros están apostados en plena línea internacional. Se inició con una ocupación de la línea que separa los dos países  y se fue en aumento a tal punto de que hoy en día miles de personas se dedican a ofrecer un sinfín de artículos para los compradores brasileños que acuden a esta ciudad para adquirir las mercaderías que luego son revendidas en el Brasil.

Desde el año 2013 se inició una reorganización de parte de la comuna de estos vendedores y con la ayuda de la Unión Europea; hoy en día cuentan con nuevos locales ya permanentes, pero el bajón en las ventas está creando un serio problema a varias familias que dependen de ellas para la manutención de sus familias.

Según lo relatado por un trabajador, que pidió no ser identificado, la cantidad excesiva de casilleros y la menor cantidad de turistas compradores, hacen que las ventas se reduzcan cada vez más. Promociones como el Black Friday, Semana Santa y el tradicional encuentro internacional de motociclistas - el Motorcycle - dan apenas un respiro de algunos días, ya que después de estos eventos la poca venta y poca presencia de compradores sea nuevamente el pan de cada día.

Varios comerciantes consultados no descartan que si esto no mejora, muchos no tendrán otra alternativa que cerrar sus puertas, ya que se acerca el segundo semestre del año en que se generan grandes gastos, como pago de impuestos y otros gastos que demandan muchos gastos.